Apres-coup_Nº6_articulo_5

Extravíos biologizantes y relaciones biología-psicoanálisis según Jean Laplanche*

Mauricio Fernández Arcila

El tema y los propósitos de mi exposición son simples. En primer lugar, mostraré cómo la relectura de algunos textos de Laplanche me llevó a levantar un inventario de las críticas que él hace a las formas como concibe Freud las relaciones que distintos fenómenos y procesos psíquicos tienen con la biología; concepciones que él categorizó como extravíos biologizantes. Logré así ampliar y profundizar el conocimiento de la visión de Freud acerca de dichas relaciones y, de rebote, logré también nuevos esclarecimientos sobre el pensamiento de Laplanche al respecto. En efecto, dicha relectura me permitió también, en segundo lugar, reconocer que, a consecuencia de las mismas críticas que hace Laplanche de aquellos extravíos, él asume una franca defensa del saber y las realidades de la biología; defensa que no es circunstancial sino esencial para sus propios planteamientos. 

Lo que voy a plantear, por tanto, es una especie de clasificación de aquellas críticas a Freud, junto con algunas reflexiones que apuntan a definir más claramente las concepciones de Laplanche sobre las relaciones entre lo biológico y lo inconsciente pulsional. Es probable que, para quienes ya han trabajado a fondo a Laplanche, estas ideas no sean novedosas, pero espero que su explicitación sirva al menos para destacar la importancia de esa perspectiva en el pensamiento laplancheano.

Como es sabido, y como ha sido anotado por varios de los expositores en este Coloquio, Laplanche consideró que el trayecto de sus reflexiones era comparable al de una espiral o al de su proyección tridimensional, la hélice, en la que se vuelve repetidamente sobre los mismos puntos. Por esta razón, es factible que en los escritos de Laplanche haya muchas otras referencias a la biología, a las relaciones de ésta con el psicoanálisis y a los extravíos biologizantes, que las que recojo y comento en la presente exposición. No obstante, he seleccionado, sin pretender ser exhaustivo ni sistemático, algunos pocos textos en los que me parece que Laplanche trata más extensamente el tema. Permítanme mostrarles esta breve lista:

1965 Los principios del funcionamiento psíquico

1970 Vida y muerte en psicoanálisis

1975-76 Situar la sublimación [en Problemáticas 3]

1990 Reportaje por Oscar Sotolano (Buenos Aires)

1991-92 Problemáticas 7 – El extravío biologizante de la sexualidad en Freud 

1994 Debate biología psicoanálisis (Francia).

1997 Biología y psicoanálisis (Montevideo)

1997 Biologismo y biología – Psicoanálisis y biología: realidades e ideologías 

(Buenos Aires) [traducción al francés en anexo a Problémathiques 7] 

2000 Pulsión e instinto [en coloquio Unesco sobre “Homosexualidad y adolescencia”]

2002 Entretien par Alain Braconnier.

2003 Tres acepciones de la palabra ‘inconsciente’…

1/Los extravíos freudianos

1.1/ El enfoque endogenista 

Uno de los extravíos biologizantes que señala Laplanche en Freud y que seguramente es el primero con el que entran en conocimiento muchos de sus lectores, como fue también en mi caso, es el extravío relacionado con el modelo endogenista de la pulsión [3]. Es comprensible que las consideraciones acerca de este extravío sean las que se aborden en primer lugar y que sean las más conocidas, dado que habitualmente se empieza a estudiar la obra de Laplanche a través de Vida y muerte en psicoanálisis (Laplanche,1970); obra en la que justamente él inicia su crítica al biologismo freudiano, a partir del análisis del concepto de pulsión y del rescate de los conceptos de apuntalamiento y de après-coup, que lo llevan a interrogar el papel de las funciones de la autoconservación en la génesis de la sexualidad. En un primer momento la pulsión se le muestra como si tuviera una analogía con el instinto y como si derivara, en su conjunto, de él, pero aclarando que lo pulsional surge gracias a una perversión de la autoconservación, perversión que introduce la diferencia entre el plano sexual  y el plano vital. En un segundo momento, Laplanche considera que esa génesis de la pulsión no obedece a la influencia de un antes sobre un después, sino a un après-coup, en el que se pone en evidencia el “cuerpo extraño interno”, “la idea de que las significaciones que están implícitas en el mínimo gesto parental son portadoras de las fantasías de los padres” (Laplanche,1970, p.65), que esas “significaciones” representan una implantación de la sexualidad adulta (Laplanche,1970, p.66).

1.2/ El biologismo ficcional

Como ya decía, esa crítica al “biologismo” que Laplanche elabora en Vida y muerte… es la que se lee y reconoce más fácilmente y en primer lugar. Pero también anticipaba que tuve la suerte de que mi relectura, relativamente aleatoria, me condujera a identificar otro tipo de extravío biologizante. Debido a este “descubrimiento” aquel biologismo contenido en la concepción freudiana de la pulsión se convirtió en un punto de vista más, entre otros, desde el que se pueden considerar las relaciones entre psicoanálisis y biología. 

Las ideas más pertinentes sobre este otro enfoque las encontré, curiosamente, en el artículo Los principios del funcionamiento psíquico de 1965, y posteriormente constaté que buena parte de dichas reflexiones son retomadas en Vida y muerte….(Laplanche,1970).

En el artículo del 65, Laplanche, luego de examinar varias dificultades en Freud – la absurda deducción que hace del principio de realidad a partir del principio del placer, las contradicciones en que incurre al definir el principio de constancia y la extraña manera como deriva el principio que regula la circulación libre y alucinatoria del deseo–, concluye que el creador del psicoanálisis se basa en el  modelo de “un organismo ficticio no viable desde el principio, cerrado al exterior, que tiende de por sí a la muerte” (Laplanche,1965, p.75). 

Esta sola afirmación ya permite ver que allí Laplanche no hablaba del mismo biologismo endogenista implícito en la concepción de las pulsiones, sino de un biologismo que él llama “ficcional” o “mitológico”; un biologismo cuya índole, según sus palabras, es “enigmáticamente absurda” (Laplanche,1965, p.75) y que reclama también explicación.

El primer ejemplo concreto de este otro biologismo que critica Laplanche es precisamente el del funcionamiento psíquico planteado en el Proyecto de psicología; con el cual Freud, dice Laplanche, se representa “un organismo ficticio no viable desde el principio, cerrado al exterior, que tiende de por sí a la muerte” (Laplanche,1965, p.75).

1.3/ Los modelos ficcionales de Freud

Ahora bien, si se repasan otras intervenciones posteriores de Laplanche, se puede ver que él continuó criticando en Freud otros modelos ficcionales de ese estilo. Menciono someramente algunos ejemplos:

Así, denuncia que la concepción del narcisismo primario, como estado anobjetal, cerrado al mundo, implica una ficción semejante. Opina que es un planteamiento que conlleva un idealismo o solipsismo biológico insostenible.

Así mismo, Laplanche considera “metabiológicas» las especulaciones con las que Freud trata de explicar el origen de la pulsión de muerte en Más allá del principio del placer, por cuanto remiten una historia mítica del comienzo de la vida en el planeta.

Empero estima que en la representación que Freud hace, también en Más allá el principio del placer, de la constitución del aparato psíquico y de su funcionamiento ante las sobrexcitaciones traumáticas, el empleo del lenguaje biológico es más metafórico. Se trata del modelo de la vesícula, semejante a una amiba, que diferencia solamente un interior y un exterior; máxima simplificación posible de un organismo, según palabras de Freud.

1.4/ Otros biologismos freudianos

He hablado hasta el momento de dos principales tipos de biologismo que Laplanche encuentra en Freud. El primero, que podría llamarse el biologismo endogenista, que, repito, fue el que más reconsideró Laplanche con ayuda de las nociones de apuntalamiento, de après-coup y de seducción. 

El otro es el biologismo ficcional o mitológico. Respecto del cual Laplanche se mostró más polivalente. Algunas veces parece convenir con los usos metafóricos que hace Freud del lenguaje biológico, pero en otros momentos critica explícitamente la desviación especulativa freudiana, que en última instancia es anti-biológica.

Aunque estos dos biologismos son los más significativos en la obra freudiana, cabe incluir otros tres para completar su inventario. Estos otros biologismos tienen menos influencia en la obra freudiana y menos contenido propiamente biológico, pero no por ello carecen de significación. Se los podrían denominar: el biologismo poético, el biologismo filosófico y el biologismo ideológico.

En efecto, Freud recurre a una especie de biología poética, cuando dice que escritores como Schiller al reflexionar sobre la condición humana han opuesto siempre el hambre y el amor como las dos grandes fuerzas que mueven a la humanidad (Laplanche,1975-76, p.51).

Igualmente, cuando trata de fundar su segunda teoría de las pulsiones, acude a los filósofos, a Empédocles, quien oponía el amor y el odio. Así mismo recurre al mito de Aristófanes relatado por Platón, para sustentar la naturaleza del Eros de las pulsiones de vida.

Por último, puede calificarse como “biologismo ideológico” el hecho de que, en el Malestar en la cultura, recoja el adagio ‘homo homini lupus’. Estima Laplanche que el uso de esta referencia biológica, anterior a la constitución del saber biológico científico, es un gesto que para Freud y antes de Freud pretende justificar la crueldad humana, invocando una especie de ficción biológica, la de “un animal mítico, más animal que el animal, más cruel que cualquier animal en el mundo” (Laplanche,1994b, p.140) [4].

2/ Reubicar positivamente la biología 

Las anteriores son pues varias de las maneras como emplea Freud la biología, tal como es posible identificarlas con la ayuda de algunas puntualizaciones de Laplanche. En cuanto al pensamiento del mismo Laplanche, tal vez el hecho de que él haga sus críticas de manera breve e incidental explique por qué no se capta ni se menciona frecuentemente su reivindicación de la biología frente al biologismo mitológico de Freud. De hecho, me fue necesario “redescubrir” su postura retrospectivamente en el artículo de 1965, y a partir de la siguiente declaración que hace Laplanche en 1991 en sus Problemáticas 7.  

“Denunciar un extravío biologizante de Freud no implica, en modo alguno, desconocer la biología en el ser humano. Se trata, por el contrario, de resituarla en un lugar positivo, y no ya mitológico…” (Laplanche,1991-92, p.10) [5].

Comprendí así algo más; que esa constante denuncia del “biologismo ficcional”, construido por Freud sobre la base de un lenguaje biológico metafórico e insostenible en términos reales, que esa crítica al biologismo de “índole enigmáticamente absurda” (Laplanche,1965, p.75), iba acompañada de un llamado a ubicar positivamente a la biología.

Así fue como, releyendo las preguntas y expresiones del artículo de 1965, a la luz de ese llamado a resituar la biología en su lugar positivo, pude concluir que Laplanche ya planteaba tempranamente, aunque con otras palabras, esa misma exigencia positiva. Es lo que, en mi opinión, se vislumbra en el siguiente párrafo del artículo del 65:

“Por supuesto, podemos, y debemos, decir que Freud y el conjunto del campo psicoanalítico están situados más allá de los problemas planteados por Breuer [es decir, de lo planteado por una biología verosímil]. Pero ésta es una solución que, en cierto sentido, elude el problema del organismo, limitándose a considerar el biologismo de Freud como un mero modelo, una ficción, una simple manera de hablar” (Laplanche,1965, p.76).

Posición que hace eco con la formulación de 1991, según la cual, para no eludir el problema del organismo, para reubicar positivamente a la biología, se debe reafirmar “al menos potencialmente, la existencia de un dominio no sexual” (Laplanche,1991-92, p.37). Es decir, que la consideración positiva de un plano no-psicoanalítico constituye, paradójicamente, una condición necesaria, tanto en el nivel real como epistémico, para que emerja y se entienda la especificidad de lo sexual, y por tanto, del campo psicoanalítico (Laplanche,1991-92, p.37). 

2.1/ No se pone lo psíquico en contra de lo biológico 

Lejos está pues Laplanche de una pretendida denuncia de la biología en nombre de la psicología, ni incluso en nombre de lo psíquico (Laplanche,1991-92, p.18). Aclara también que su intención no es tampoco la de situar al “alma contra el cuerpo o la psicología contra la biología”, lo que implicaría además exponerse a la ofensiva del lado de las neurociencias; ofensiva que en la actualidad se renueva constantemente, en gran medida a causa de la retórica periodística (Laplanche,1991-92, p.18) [6]. 

Años después de las Problemáticas 7 en las que expone las ideas que se acaban de mencionar, Laplanche trata de salirle al paso a las objeciones, que de hecho le hicieron algunos de sus lectores, en el sentido de que sus denuncias de un extravío biologizante encerraban una supuesta posiciona espiritualista o idealista. Se ve por eso en la necesidad de declarar, en la conferencia que en 1997 da en Buenos Aires con ocasión del otorgamiento del doctorado honoris causa, que su “punto de partida es materialista” (Laplanche,1997b, p.30).  

Ese propósito de disolver los malentendidos no lo abandona, pues en el 2002, lo lleva a reconocer en una entrevista con Alain Braconnier, que la terminología que había elegido habría podido dar origen a esos equívocos:

“Cuando dije extravío “biologizante”, recibí un desafortunado tirón de orejas. Debería haber hablado de extravío innatista. Yo diría que se trata del extravío filogenetista e innatista” (Laplanche, 2002, p.27 -traduce M.Fernández) [7].

Y al año siguiente ratifica su postura, en su artículo Tres acepciones de la palabra ‘inconsciente’…:

“… lo «biológico», se trata de algo que puede ser tanto adquirido como innato. Lo que criticamos es, pues, la primacía de lo hereditario en lo que respecta a la sexualidad infantil. Digo bien sexualidad e infantil, entendiendo así que hay, ciertamente, algo de hereditario y de innato en lo que no es sexual (la autoconservación) e igualmente en la sexualidad que no es infantil (la sexualidad gonádica adolescente). En mi opinión existe una diferencia fundamental entre la pulsión sexual de la infancia y lo que resurge al momento de la adolescencia, es decir, en efecto, la aparición del instinto sexual. El instinto sexual alcanza entonces a la pulsión de origen intersubjetivo, que se desarrolló de manera autónoma durante varios años, y entre ambos surge un grave problema de coherencia y de cohesión” (Laplanche,2003b, p.3).

2.2/ Desplazamiento del problema alma-cuerpo

El problema que ocupa a Laplanche no es entonces el de la relación alma-cuerpo. Para él está por descontando que 

“…todo proceso humano es indisociablemente biológico y psíquico. Ni siquiera el razonamiento matemático más abstracto puede concebirse sin un correlato corporal biológico…[]… Lo biológico permanece siempre presente como la otra cara de lo psicológico” (Laplanche,2003b, p.3).

Y es que tanto los planteamientos de Freud como los de Laplanche transforman los antiguos esquemas psicológicos y filosóficos. Con ellos el antiguo problema acerca de la relación del alma y el cuerpo, aunque continúa sin ser resuelto, es desplazado:

“El problema no es entonces el de la relación alma-cuerpo, sino el de la articulación de un funcionamiento sexual y de un funcionamiento autoconservativo, tanto el uno como el otro indisolublemente psíquico y somático. Es así como en el freudismo el viejo problema del alma y del cuerpo -yo ya lancé esta idea- no ha sido resuelto (¿quién querría resolverlo?), sino que resulta desplazado sobre una nueva línea: precisamente, la línea de articulación constituida por el yu6apuntalamiento o la seducción. Línea que no es la del advenir de lo psíquico en lo vital, sino la del advenir de lo sexual bio-psíquico en la cría humana igualmente bio-psíquica” (Laplanche,1991-92, p.20).

2.3/ Articulación entre lo autoconservativo y lo sexual

Ahora bien, si el propósito de reubicar positivamente la biología se halla presente desde temprano en las reflexiones de Laplanche, el desplazamiento del enfoque desde el problema alma-cuerpo hacia la línea de articulación del apuntalamiento, tiene, en cambio, un desarrollo más continuo en su pensamiento. Ya mencioné que dicha concepción del apuntalamiento empieza a ser elaborada en Vida y muerte…(1970). Allí él señala que los elementos que Freud coloca en la serie que da origen a la sexualidad (la fuente somática, el empuje, los representantes y el síntoma) llevan a pensar en una fuente interna de la pulsión, como si ésta brotara o emanara desde el mismo cuerpo. Mientras que Laplanche comienza a mostrar que entre el amamantamiento y el chupeteo se presenta un salto cualitativo; una perversión de la función y un efecto après-coup de un elemento implantado por el adulto.

En el escrito Derivación de las entidades psicoanalíticas (1971), redactado por la misma época de Vida y muerte…, Laplanche se niega a reducir dicha articulación a un efecto significante, en cambio quiere dejar sentado que rechaza: 

“ …la idea de un primacía absoluta del ‘significante’. La metonimia y la metáfora sólo se conciben como movimientos dialécticos cuyo móvil es el juego de los significantes, pero que se apoyan siempre en contigüidades o en semejanzas pre- o paralingüísticas, para culminar en una reorganización y una ampliación del universo del ‘significado’. En última instancia, la metáfora y la metonimia están caracterizadas por contigüidades y semejanzas de ese orden vital sobre el cual se recortan” (Laplanche, 1971, pp-87-8 nota –las cursivas son del original).

Será en 1976, en el contexto del seminario Situar la sublimación, cuando Laplanche, explícite la tesis que ya se dibujada desde Vida y muerte…, es decir, que defina a la seducción como la variable que soluciona la ecuación: 

“La teoría de la seducción es aún mucho más importante que la del apuntalamiento o, si ustedes quieren, es ella la que aporta la verdad de la noción de apuntalamiento” (06-ene-1976, Laplanche,1975-76, p.76) [8].

Gracias a la teoría de la seducción se va a romper definitivamente con la concepción de una génesis interna de la pulsión, descartando la idea de una pulsión que emanaría desde la excitación somática generada en el plano autoconservativo y que luego se haría representar en el plano psíquico; pero ante todo dicha teoría permite avanzar en la comprensión de la línea de articulación del apuntalamiento, de la articulación entre lo sexual y lo autoconservativo, más allá de la dualidad alma-cuerpo. 

Pero todavía hay más. Si, por un lado, la teoría de la seducción no sitúa la biología en un segundo plano, por otro lado, cabe agregar otra afirmación que según Laplanche es necesario sostener con firmeza (y que en cierto modo tiene un sentido recíproco), a saber, que “la seducción no es una teoría de la encarnación del espíritu en el cuerpo” (Laplanche,1991-92, p.19).

2.4/ Las interpretaciones del apuntalamiento

Me detengo primero en la denominada “línea de articulación del apuntalamiento” y más adelante haré algunas anotaciones sobre ese asunto de la “encarnación del espíritu”. 

Un mayor esclarecimiento del apuntalamiento se encuentra también en las Problemáticas 7, que ya he citado. Allí Laplanche diferencia: 

“…tres interpretaciones posibles de esta articulación entre la autoconservación y la sexualidad: 1) Una interpretación pobre, paralelista; 2) una interpretación rica, en el sentido de una emergencia: pero esta interpretación es contradictoria, de suerte que su dialéctica se abre sobre 3) una interpretación invertida del apuntalamiento” (Laplanche,1991-92, p.58).

En la interpretación pobre del apuntalamiento escasamente se puede pensar en la intervención de un proceso sobre el otro ( particularmente en el nivel de la fuente), pues en este nivel el papel de autoconservación se reduce al de brindar la ocasión para la estimulación de la zona erógena. Así mismo, con la meta o el objeto de la pulsión, se mantiene esa suerte de paralelismo genético sin relación de derivación o simbolización entre los planos. Por tanto, en lugar de reubicar positivamente la biología, 

“…un paralelismo de este tipo es lamentable desde todos los ángulos. Va en desmedro de la concepción de la autoconservación y de sus mecanismos complejos” (Laplanche,1991-92, p.60).

La segunda interpretación del apuntalamiento, la emergentista, concibe la génesis de la sexualidad en dos tiempos. En un primer momento hay funcionamiento conjunto de los planos sexual y autoconservativo, y luego sobreviene una toma de distancia o una especie de rebote. Este modelo hace mayor justicia a lo autoconservativo, por cuanto es el conjunto de la actividad útil para la vida la que sirve de fuente. No obstante, la lectura emergentista del apuntalamiento pone en cuestión a los componentes de la pulsión, pues obliga a reconocer la intervención de la fantasía, y a ver en ellos “mucho más y algo muy distinto que una psiquización, o incluso una simbolización” (Laplanche,1991-92, p.65).

Por último, la tercera interpretación del apuntalamiento, la interpretación invertida, plantea que la seducción es la que origina la pulsión a través de la implantación del objeto-fuente, como consecuencia de los mensajes enigmáticos del otro. Esta manera de entender el origen de la pulsión consolida y reafirma el propósito de Laplanche de resaltar la naturaleza no-instintiva y no-adaptativa de la pulsión. Con ello se descarta claramente la consideración de factores heredados y predeterminados, es decir, innatos. 

2.5/ Lo adquirido antecediendo a lo innato 

¡Pero atención! Esta crítica del carácter instintivo de la pulsión no implica que Laplanche esté desconociendo o rechazando la biología en el ser humano. Al contrario, y como lo advierte en su conferencia Psicoanálisis y biología (1997b), él no descuida el instinto en el hombre y no solamente porque reconozca la existencia de los instintos de conservación sino también porque reconoce que hay instinto sexual. 

Paradójicamente, este respeto de Laplanche por la biología, en lugar de ir en detrimento del reconocimiento de la especificidad de lo psicoanalítico, lo que hace, por el contrario, como ya decía, es destacar la eficacia y prevalencia del campo pulsional respecto del biológico, aunque lo pulsional continúe operando en estrecha interdependencia con lo biológico.

Y en efecto, la teoría de la seducción permite entender (en contravía de la visión popular sobre las relaciones entre lo psíquico y lo biológico) que lo pulsional, como campo psíquico adquirido, no tiene que emerger y actuar con posterioridad a lo biológico innato. “En la sexualidad humana, como también en su desarrollo, –decía Laplanche en su conferencia de 1997– lo adquirido sobreviene no sobre la base de lo innato sino antes de lo innato” (Laplanche,1997b, p.32). Y en la ponencia Pulsión e instinto, presentada el año 2000 en el coloquio “Homosexualidad y adolescencia”, lo reconfirma: la pulsión es anterior al instinto, la fantasía es anterior a la función; y cuando aparece el instinto sexual en la pubertad el sillón ya está ocupado. 

La teoría de la seducción hace entonces posible comprender por qué la sexualidad no se subordina a la prioridad o la precedencia de lo innato. En otras palabras, el funcionamiento biológico es habitado y retomado (y si se cumplen otras condiciones, puede ser desviado) tanto por las fantasías sexuales como por la libido narcisista, allí donde las determinaciones innatas son insuficientes o todavía no se han instalado. Así entonces, lo adquirido, lo pulsional, sobreviene, no sobre la base de lo innato sino antes de lo innato [9]. Con todo, esa suplencia de lo autoconservativo que ejerce la libido narcisista, no debe entenderse como una absorción; debe mantenerse la autonomía y especificidad el plano vital, para no caer en una desexualización de la libido (Laplanche,1991-92, p.122). 

2.6/ Naturaleza del mensaje y de la implantación  

Retomo ahora esa otra advertencia de Laplanche, de acuerdo con la cual la seducción no es una encarnación del espíritu en el cuerpo (Laplanche,1991-92, p.19). Si eso es así, entonces ¿cómo entender la implantación que, según la perspectiva invertida del apuntalamiento, origina la pulsión?

Desde los Nuevos fundamentos…(1987) Laplanche había concebido la implantación resultante de la seducción en solidaridad con el modelo traductivo de la represión. Situaba además de manera diferente al significante-enigmático en función de la existencia o no del Yo. 

“En el primer tiempo, es externo; está encajado, se podría decir, en la periferia del yo; muy concretamente: implantado en la periferia del individuo, -en particular en los puntos que se llamarán zonas erógenas. En tanto que en el segundo tiempo el significante enigmático o, más exactamente, su resto reprimido, el objeto-fuente (0-F), deviene interno: permanece externo en relación con el yo emplazado en su periferia, pero, como el yo es más restringido que el individuo (podemos dibujarlo de una manera totalmente espacial), él es un externo-interno que para el yo actúa (agit) desde el exterior” (Laplanche,1897, p136).

En Implantación, intromisión (1990b) designa la implantación como

 “… el hecho de que los significantes aportados por el adulto se encuentran fijados, como en superficie, en la dermis psicofisiológica de un sujeto en el cual una instancia inconsciente no está aún diferenciada” (Laplanche,1990b, p.106).

En El tiempo y el otro (1990c) vuelve sobre esa idea de la superficialidad del mensaje:

“Si hubiera que situar al enigma, sería por el contrario como ser de superficie, implantado en principio en la piel del cuerpo, luego en la envoltura del yo” (Laplanche,1990c, p.129 nota).

En El extravío biologizante… (1991-92) agregaba que

“…lo que se implanta son mensajes ante todo somáticos, inseparables de los significantes gestuales, mímicos o sonoros, que los portan” (Laplanche, 1991-92, pp.19-20).

Y explicaba de nueva la manera como entiende la implantación:

“… empleo este término en un sentido apenas metafórico, porque en el límite no veo por qué la fantasía y el mensaje, el mensaje que vehiculiza una fantasía inconsciente, no se implantaría en una parte del cuerpo tanto como en el cerebro” (Laplanche,1991-92, p.86).

Pero en el Breve tratado sobre el inconsciente (1993) considera que la realidad del mensaje pertenece a un tercer orden del ser, distinto de la realidad externa, material, y de la realidad interna, psicológica (Laplanche,1993, p.68); pertenece a un orden significante que no es asimilable a lo simbólico, por cuanto “el mensaje puede ser verbal o no verbal, más o menos estructurado, e incluso mínimamente referido a una estructura” (Laplanche,1993, p.69). No obstante, afirma que la categoría del mensaje

“…es insuficiente para dar cuenta de lo que nosotros llamamos ‘realidad psíquica inconsciente’: hay que añadirle esa transformación extraña operada por la represión y que desemboca en la formación de una representación-cosa o, tomando otra expresión, en un significante-designificado” (Laplanche,1993, p.70).

Conclusión

En conclusión, las críticas que hace Laplanche a los extravíos biologizantes de Freud no implican que él desestime la dimensión biológica ni que haya abandonado su posición materialista no-reduccionista, sino que muestran su renuencia a basarse en ficciones, en génesis o en innatismos biológicos. Piensa que el advenimiento de lo pulsional no es resultado ni de una emanación somática endógena ni tampoco de una encarnación del espíritu en el cuerpo. Al contrario, con la teoría de la seducción enfatiza el origen exógeno de la sexualidad, a partir del inconsciente del otro, por lo que entiende que el advenimiento de lo pulsional deriva de la implantación o inscripción de algo que no es del orden puramente mental o simbólico, sino de algo que posee también una suerte de naturaleza material; se inscriben – en alguna parte de ese ente bio-psíquico que es el niño  a través de mensajes enigmáticos que provienen del adulto (otro bio-psíquico) –  significantes-enigmáticos que, traducidos por el infante, dan lugar a esos restos reprimidos (elementos externos vueltos internos) que devienen los objetos-fuente de la pulsión. 

A diferencia del fundador del psicoanálisis, Laplanche reclama un lugar positivo para la biología que no sea ni ficticio ni metafórico, aunque paradójicamente con sus propios desarrollos teóricos acaba situando a lo inconsciente pulsional en una posición de prevalencia ante lo biológico, por cuanto lo pulsional inconsciente retoma y subordina al mismo plano vital, sin que ello implique que su naturaleza devenga espiritual, sino por el contrario, fuertemente enraizada en el cuerpo.

Notas

[1]  Texto presentado en el I Coloquio Iberoamericano “Jean Laplanche”,  el 22 de  septiembre de 2024.

[2]  Profesor titular del Departamento de Psicoanálisis, Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia).

[3]  Ese fue un tema que tuve oportunidad de tratar un poco más ampliamente, en su relación con la lectura crítica del concepto de pulsión de muerte, en el Pre-coloquio Jean Laplanche que realizado en marzo de 2024.

[4] Laplanche se refiere a esta justificación de la crueldad humana por medio de un biología ideológica en este ensayo “Responsabilidad y respuesta” (1994b, p.140) y también en las conferencias que dicta en 1997 tanto en Montevideo como en Buenos Aires (1997a, p.8 ; 1997b, p.33).

[5] De hecho Laplanche había percibido mucho antes este falso dilema. Así, en la sesión del 10 de enero de 1978 de su seminario “La referencia al inconsciente”, decía: “De todos modos el recurso a la biología es en Freud anterior a este concepto tomado de Groddeck; es una metáfora constante, de manera que uno no puede quedar satisfecho con la oposición entre un punto de vista biologizante y un punto de vista antibiológico: uno puede decir igualmente que el punto de vista psicoanalítico es vertido en un lenguaje biológico (lo que es todavía una manera bastante extrínseca de hablar) y en otros momentos en un lenguaje neurológico o neurobiológico; pensemos, por ejemplo, en el «Proyecto de psicología” de 1895. O bien – y he aquí una cuestión que si no puedo desarrollar hoy, trato de evocar para no quedar en una pura y simple oposición, para no limitarnos a conminar al psicoanálisis a elegir entre un biologismo y un antibiologismo–, ¿acaso hay algo más profundo en esta necesidad de verterse en concepciones biológicas?”(Laplanche,1977-78, p.93).

[6] Laplanche también defiende una actitud similar frente a la psicología: “…el psicoanálisis no puede pensar su objeto propio sin tener en cuenta desarrollos concretos de la psicología y, en particular, de la psicología animal” (Laplanche,1991-92, p.73).

[7]  Vale comentar que esta equiparación de la hipótesis filogenética con el innatismo, es válida en un segundo momento, por cuanto la explicación filogenética tiene inicialmente un sentido exógeno, toda vez que recurre a acontecimientos o realidades de hecho (Freud reconducía los orígenes de muchos elementos psíquicos a acontecimientos de la prehistoria de la especie), pero ulteriormente el sentido se revierte, y lo filogenético termina siendo equivalente a lo constitucional heredado.

[8] En 1987, en los Nuevos fundamentos…(p.144) vuelve a expresarlo en el subtítulo del apartado: “Centrar el apuntalamiento. Su verdad la seducción”.

[9] De manera análoga, aunque en sentido inverso, va a plantear que el sexo “psíquico” es posterior al sexo anatómico y al género. Véase Laplanche (2003a) “El género, el sexo, lo sexual”. 

Referencias

LAPLANCHE, Jean

– – – – (1965) “Los principios del funcionamiento psíquico”. En: Jean Laplanche.  Interpretar (con) Freud y otros ensayos (traducción: Jorge-Alberto Zarza) (pp.61-78). Buenos Aires: Nueva Visión, 1978.

– – – – (1970) Vida y muerte en psicoanálisis (traducción: Matilde Horne). Buenos Aires: Amorrortu, 1973.

– – – – (1971) «Derivación de las entidades psicoanalíticas». En: Jean Laplanche. Interpretar (con) Freud y otros ensayos (traducción: Jorge Alberto Zarza) (pp.79-96), Buenos Aires: Nueva Visión, 1978. 

– – – – (1975-76) “Situar la sublimación”. En: Jean Laplanche (1975-77) Problemáticas 3:  La sublimación (traducción: Silvia Bleichmar) (pp.21-119). Buenos Aires: Amorrortu, 1987.

– – – – (1977-78) “La referencia al inconsciente”. En: Jean Laplanche (1975-77) Problemáticas 4:  El inconsciente y el ello (traducción: Silvia Bleichmar) (pp.23-146). Buenos Aires: Amorrortu, 1987.

– – – – (1987) Nuevos fundamentos para el psicoanálisis (traducción: Silvia Bleichmar). Buenos Aires: Amorrortu, 1988.

– – – – (1990a) “Reportaje por Oscar Sotolano”. Psicoanálisis ayer y hoy – revista digital. No 3. 

– – – – (1990b) “Implantación, intromisión”. En: Jean Laplanche (1992) La prioridad del otro en psicoanálisis (traducción: Silvia Bleichmar) (pp.103-106). Buenos Aires: Amorrortu,1996. 

– – – – (1990c) “El tiempo y el otro”. En: Jean Laplanche (1992) La prioridad del otro en psicoanálisis (traducción: Silvia Bleichmar) (pp.107-134). Buenos Aires: Amorrortu,1996.  

– – – – (1991-92) Problemáticas 7 – El extravío biologizante de la sexualidad en Freud. (traducción: Silvia Bleichmar). Buenos Aires: Amorrortu,1998.

– – – – (1993) “Breve tratado del inconsciente”. En: Jean Laplanche (1999) Entre seducción e inspiración: el hombre (traducción: Irene Agoff) (pp.61-97). Buenos Aires/ Paraguay: Amorrortu, 2001.

– – – – (1994a) “Debate biología psis”. Zona Erógena. 1994, No 19 [versión original en Psychanalyse à l’Université].

– – – – (1994b) “Responsabilidad y respuesta”. En:  Jean Laplanche (1999) Entre seducción e inspiración: el hombre (traducción: Irene Agoff) (pp.125-144). Buenos Aires: Amorrortu, 2001.

– – – – (1997a) “Biología y psicoanálisis”. Revista uruguaya de psicoanálisis. 1998, No 87.

– – – – (1997b) “Biologismo y biología – Psicoanálisis y biología: realidades e ideologías” Zona Erógena. 1994, (19): 30-34. 

– – – – (2000) “Pulsión e instinto” (traducción: Deborah Golergant). Revista Alter. 2005, No 1 [en línea].

– – – – (2002) “Entretien par Alain Braconnier”. Le Carnet Psy. 2002, 2(70): 26-33. 

– – – – (2003a) “El género, el sexo y lo sexual” (traducción: Deborah Golergant). Revista Alter. 2006, No 2 [en línea].

– – – – (2003b) “Tres acepciones de la palabra ‘inconsciente’ en el marco de la teoría de la seducción generalizada” (traducción: Deborah Golergant). Revista Alter. 2009, No 4 [en línea].

{Ponencia presentada en el Primer Coloquio Iberoamericano Jean Laplanche – 20-21 septiembre 2024, revisada y modificada para su publicación}.